Juan Carlos Chebez Su partida. El pasado domingo 15 de mayo falleció una de las personalidades más destacadas del movimiento conservacionista argentino. Ingresó a la Asociación Ornitológica del Plata en el año 1978. Una breve reseña de una vida repleta de experiencias. Juan Carlos Chebez dedicó su vida a conservar la naturaleza de la Argentina. Durante su adolescencia comenzó a gestar grupos de trabajo a favor de la protección de la flora y fauna de nuestro país, fundando en 1976 la Asociación Pro Conservación de la Naturaleza Argentina (ACNA) junto a sus compañeros de escuela , con quienes comenzó a desandar un camino lleno de logros y sueños. Fue en esa etapa cuando nació la revista Iguazú, que era el órgano de aquella agrupación y en donde ya comenzaba a demostrar su especial interés por el futuro de una de las provincias que amó: Misiones.
Es en ese entonces, cuando se suma a las filas de nuestra asociación y de la Fundación Vida Silvestre Argentina.
A los 18 años cumplió con el servicio militar, que en gran parte fue destacado en la Isla de los Estados desarrollando también actividad como naturalista y bregando por la creación de una reserva natural en ese sitio único. Le tocó participar de la Guerra de Malvinas, siendo puesto a cargo de una pieza de artillería en el Canal de Beagle, ocasión en la que probó su criterio prudente y capacidad de mando (incluso en esas condiciones se las arregló para colectar especímenes de ratones en la precariedad de su trinchera) En Aves Argentinas desarrolló funciones destacadas: fue el socio número 503 e integró en numerosas oportunidades la Comisión Directiva, llegando a ser su Presidente desde el año 1996 hasta el 2000, y ocupar la Secretaría del CIPA (Consejo Internacional para la Protección de las Aves, luego BirdLIfe International). Además, impartía clases en los cursos de observación de aves, en la Escuela Argentina de Naturalistas y fue durante dos décadas revisor de la Revista Nuestras Aves, donde durante muchos años escribió dos importantes secciones, de aves amenazadas y de nombres vulgares.
En la Fundación Vida Silvestre Argentina ocupó diversos cargos vinculados a la Dirección Técnica y coordinó el Grupo Estrategia Nacional de Áreas Naturales Protegidas (conocido como GENAN), en donde a través de gestiones temáticas promovía que los voluntarios impulsaran acciones directas para defender la naturaleza, fórmula que aplicó con éxito en cuanta institución estuvo.
En la década del ´80 abrazó una de las causas naturalísticas más simbólicas de esa época: la defensa del Arroyo Urugua-í, donde participó activamente elaborando un documento presentado a la Gobernación y que predijo el desastre que importaría el endicamiento de ese curso y promoviendo además la creación del Parque Provincial Urugua-í y, en paralelo, del Ministerio de Ecología de la Provincia de Misiones.
Entre los años 1987 y 1989 participó en una de las gestiones que más lo apasionaron: el fortalecimiento del sistema de áreas protegidas de la provincia de Misiones. Radicado en Posadas, fue asesor del médico e indigenista Luis Honorio Rolón, Subsecretario de Ecología. Este dúo impulsó la creación de muchas de las reservas que ahora están contribuyendo con la conservación de la biodiversidad de la selva y campos de Misiones.
Tiempo después, regresó a Buenos Aires y se incorporó a la Administración de Parques Nacionales como Director de Manejo de Recursos Naturales y luego Asesor de la Presidencia y Coordinador de la Unidad de Proyectos Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (la UPSNANP) conformada por algunos de los voluntarios de aquel GENAN, que ya estaban cursando sus estudios universitarios. La inclusión de reservas tales como Otamendi o El Leoncito al sistema de áreas protegidas como Reservas Naturales Estrictas en el año 1990 está vinculada a su impronta, por mencionar algunos de sus logros.
En el año 1994 se trasladó nuevamente a Misiones como Director de la Delegación Técnica Regional Nordeste Argentino, cargo al que accedió por concurso. Basado en Puerto Iguazú y hasta el año 2002 coordinó un equipo de trabajo para asesorar en el manejo técnico de los parques nacionales del NEA. También allí inauguró la Delegación Misiones de la Asociación Ornitológica del Plata.
Luego, nuevamente en Buenos Aires, asesoró la gestión de Luis Rey en la Administración de Parques Nacionales y, más tarde, cumplió tareas en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara y coordinó su grupo de voluntarios; en los últimos años cooperó también con el Municipio de San Isidro creando un Área de Ecología y Biodiversidad.
En paralelo a su actividad de gestor conservacionista, fue uno de los más destacados divulgadores de temas ambientales de los últimos 20 años. Sus charlas se convirtieron en grandes eventos para los naturalistas. Dueño de una memoria prodigiosa, sus exposiciones repletas de detalles cautivaron a miles de personas a lo ancho y largo del país. Conoció y recorrió todas las provincias argentinas.
Además, publicó numerosas notas en revistas del ambiente y artículos en publicaciones científicas. Nunca concluyó su carrera de biología, lo que admitía como un error por la debilidad en que lo ubicaba dentro del marco académico, aunque fueron innumerables los especialistas que pese a ello lo reconocieron como un par. En los últimos 20 años, sus libros fueron sucesos que apenas publicados se convirtieron en una referencia para los ambientalistas argentinos, teniendo como ejes principales las especies amenazadas y las áreas naturales. Presentadas siempre de manera original, sus obras se caracterizaron por contar con la participación de numerosos voluntarios e informantes que facilitaban sus datos y fotografías. Varios ilustradores tuvieron en sus libros un primer escenario de alta exposición. Entre otros trabajos, destacamos Mamíferos Silvestres del Archipiélago Fueguino; Los que se Van, Especies Argentinas en Peligro; Fauna Misionera; Reservas Naturales Misioneras; Guía de las Aves de Iguazú; Los Mamíferos de los Parques Nacionales de la Argentina; Las Aves de los Parques Nacionales de la Argentina; Los Reptiles de los Parques Nacionales de la Argentina; Mamíferos Silvestres de la Provincia de Misiones; Guías de las Reservas Naturales de la Argentina y Nuestros Árboles. Contaba con varias obras técnicas y de divulgación en preparación. Además, editó algunas de sus canciones en el CD Cantos de la Selva, que reúne temas que solía cantar en los fogones de campo o en las peñas con amigos; como las de sus cumpleaños, que se habían transformado en un clásico.
Apoyó a las organizaciones ambientalistas. Fue socio de Aves Argentinas, de la Fundación Vida Silvestre Argentina, la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos y la Asociación Herpetológica Argentina. Además era propietario de un Refugio Privado de Vida Silvestre, Caá Porá, vecino al Parque Provincial Urugua-í.
Desde su adolescencia tuvo amistades que lo enorgullecían. En el ámbito naturalístico Marcos Freiberg, Tito Narosky, José Cei, Elio Massoia y José María Gallardo, por nombrar algunos y del folclore y música popular, Luis Landriscina y Atahualpa Yupanqui, así como el gran promotor de la producción conservacionista y orgánica en Misiones, Alberto Roth. Reinventó la profesión del gestor conservacionista, alentó a jóvenes en su vocación de naturalista y destinó su vida a una causa justa.
Había nacido un 31 de octubre del año 1962. A los 48 años de vida, y debido a una enfermedad que se desarrolló con rapidez y sin dar tregua, la Argentina perdió un extraordinario baluarte e incansable luchador por la defensa de la naturaleza y la cultura de nuestro país. |